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Aprender a perder el tiempo.

Una de las sensaciones más usuales en los días de hoy, considero, es la tendencia a buscar ocio. Sin embargo, me resulta muy llamativo el hecho de que al estar disfrutando suele emerger ese recuerdo de labores no realizadas. Procrastinación, así se le conoció hace unos años a esa situación en las redes. Aparecieron miles de memes sobre ello. Todos lo hemos vivido, decidimos hacer algo que disfrutamos pero al tiempo padecemos la preocupación de no hacer lo que debemos. ¿Qué es lo que debemos hacer realmente? Bogotá es una ciudad donde desplazarse reclama, promedio, unas dos o tres horas al día. No sé ustedes, pero a mi modo de ver, eso sí que es perder el tiempo. Quienes se desplazan en bici gastan un tanto menos tiempo y disfrutan un poquito más; igual, respiran la mierda que les arrojan los buses. Deal with it. Me pregunto si decidir estar en casa, sin hacer labores, es realmente perder el tiempo. Leer lo que quiero y no lo que solicitan en la materia de relleno en la universida

Carta abierta a Sergio Fajardo, Gustavo Petro y Humberto de la calle.

Carta abierta a Sergio Fajardo, Gustavo Petro y Humberto de la calle. Debe ser ardua la labor de estar en la política, debe haber en esas actividades una serie de tensiones que, sin duda alguna, yo no sabría cómo llevar. Entiendo la razón por la cual varios de ustedes han afirmado públicamente que no forjarían alianzas entre sí, Colombia es hija de polarizaciones, hija de falsos disyuntos que han permeado decisiones de gran peso histórico. La Colombia de los días de hoy no es la misma Colombia de hace cuatro u ocho años, algo cambió en el panorama; ustedes lo saben bien, en el caso de Humberto de la calle, tenemos claridad que estuvo frente al proceso de paz desde el inicio hasta el final. La Colombia actual, viéndose transformada, viendo cómo muta su Statu quo, no puede resistir otro periodo de muerte. Habiéndose diluido las FARC-EP como cuerpo armado, se registró un serio escalamiento de esos grupos que se denominan “Gaitanistas”, ustedes conocen la his

La primera cuota.

Hubo un tiempo en que señalaba en la escritura, con misticismo, una especie de don. Una mirada aguda que atravesaba toda la finitud de miradas triviales sobre el mundo. Una posibilidad de expandir la mirada de otros. Ya no la veo así, ahora la escritura tiene un tinte de insolencia, pues este es un mundo donde todos dicen sin expresar nada, donde todo tiene un valor pasajero; el cual, depende de su duración en una red social, yo en cambio apunto a que perdure en su pensamiento. Si se trata de visibilidad, en primer lugar puedo decir lo que todo el mundo quiere escuchar, asegurando así el aplauso y el agrado de todos los lectores. En mi caso, recordaré a los demás que somos un poco de todo lo que más criticamos, de todo lo que más odiamos. Puede que en esta situación presencie la ausencia del aplauso, el reconocimiento y la fama. ¿A quién le importa la fama y el reconocimiento cuando la meta es contradecir? He decidido aprender a ser un insolente. Tat Tvan Así, dice uno de los